miércoles, 4 de noviembre de 2015
LA OFRENDA DE FLORES A LA VIRGEN DEL PILAR (DOS ORILLAS 26/10/15)
Despierto aun en penumbra, y me levanto en silencio, para dejar dormir un rato mas a mi familia. Me visto sin perder tiempo, pero disfrutando el momento, consciente de que solo vivo una vez al año este dia. Cuando termino recojo la bota de vino del pueblo y un ramo de flores, y salgo de casa en silencio.
Emprendo el camino hacia el punto de encuentro. Allí esperan Maria y Tomas, con sus hijos. Pocos minutos despues viene Ana, con una amiga, y tambien con sus hijos. Nos acercamos a nuestro punto de entrada a la ofrenda, porque vamos a la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar. El espacio que hay como zona de espera se queda pequeño para tantas personas.
Pasados unos cuantos minutos nos franquean el paso. Estamos entre grupos de distintos pueblos, regiones y paises. Todo el mundo es bienvenido, y todos tenemos la alegria reflejada en nuestras caras. A mi lado tengo un grupo de catalanes. Le miro sonriendo a uno y, mientras le paso mi bota, le digo: "Toma, payes, echa un trago, que con esto de la independencia de Cataluña igual pronto no puedes beber vino de Borja", "Vale, pero coge un trozo de fuet catalan, que lo mismo tampoco puedes tu comerlo si pasa eso", responde entre risas de todos.
Emprendemos la marcha. Mientras mis amigos estan pendientes de que sus hijos mas pequeños no se pierdan, o les dan comida o bebida, pido a la Virgen por mi amigo Fran, con el que he compartido mas de una ofrenda a la virgen, y con el que estuve casi hasta el ultimo momento antes de que el maldito cancer se lo llevase.
Mientras caminamos, converso con Tomas. Nos ponemos al dia de como nos van las cosas. Charlamos de todo lo que nos importa como lo que somos, amigos de toda la vida, casi como hermanos.
Casi sin darnos cuenta se nos ha pasado mas de una hora de ofrenda, y hemos llegado al principio de la calle Alfonso. Al final se alza, majestuosa e imponente, una de las cupulas de la Basilica. Aprovecho para charlar con Ana y bromeamos sobre su estilo bebiendo en bota, que ha mejorado bastante gracias a mis clases. Mientras tanto nos sorprende una camara de television, que se ha ido moviendo freneticamente hasta colocarse muy cerca de nosotros, como un gran hermano que quisiera participar del momento. Aprovechamos para saludar, y, al momento, nuestros telefonos enloquecen con los mensajes de quienes nos han visto en directo.
Proseguimos el camino. Ya se oyen las jotas en la plaza del pilar. Quitamos las cintas y celofanes a los ramos de flores, y entramos definitivamente en la plaza. Es el momento de hacernos fotos delante de la Virgen, y, casi a disgusto por terminar, entregamos las flores y acabamos la ofrenda. No ha llegado a dos horas, mucho menos que otros años.
La ofrenda de flores a la virgen del pilar no es solo un acontecimiento religioso. Es un momento en el que todos los que en ella participamos reafirmamos quienes somos y de donde venimos vistiendo nuestros trajes regionales, sin que importe la profesion, la situacion economica y social o la procedencia. Y lo hacemos disfrutando de nuestra compañia. Es un momento muy nuestro, que queremos que se respete y que nadie nos podra quitar.
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