Esta semana es una de las mas importantes del año en
Zaragoza y, por ende, en casi todo Aragon. No es exagerado decir que los dos
acontecimientos mas importantes en nuestra ciudad son el Pilar y la Semana
Santa, y los actos mas destacados y populares la Ofrenda del Pilar y las
procesiones de Semana Santa.
Las cifras de la Semana Santa Zaragozana impresionan: mas de
700 años de historia, 48 procesiones, 24 cofradias y unos 20000 cofrades. Esta
declarada Fiesta de Interes Turistico Internacional. No es exagerado decir que
son fechas en las que toda la ciudad está en la calle. Y las cifras van
continuamente en ascenso. Al igual que la Ofrenda a la Virgen del Pilar, la
Semana Santa ha trascendido lo estrictamente religioso, y se ha convertido en
una manifestación de amor y pasión por nuestra historia y nuestras tradiciones.
Es fácil ver a niños y niñas realmente pequeños vestidos de cofrades y con sus
tambores o timbales en las procesiones.
La Semana Santa en España quizá sea mas conocida por su
celebración en el Sur, más exhuberante, festiva y podriamos decir, folklorica,
y la castellana, sobria y seria. Ambos casos reflejan fielmente los tópicos
establecidos sobre andaluces y castellanos. La Semana Santa aragonesa no tiene
mucha similitud con ellas. Es una celebración seria, solemne, pero tiene un
aspecto que la diferencia de otras: los tambores. Aqui la mayoria de los
cofrades portan un instrumento de percursión, que son tambores, bombos o
timbales. Todas las procesiones giran en torno a esos nstrumentos. Cuando llega
la Semana Santa los cofrades llevan meses ensayando, con frio, viento o lluvia.
No importa, nada impedirá que, cuando llegue la Semana Santa, esas decenas de
miles de tambores suenen al unisono, perfectamente sincronizados. Nada impedirá
que hagan vibrar el suelo de la ciudad como no lo haria un terremoto, y nada,
ni siquiera ese cierzo que barre inmisericorde la ciudad, es obstaculo para que
su sonido retumbe como si fuera uno solo, como expresión perfecta de la fuerza
aragonesa, de lo que somos capaces de hacer cuando sentimos al unisono.
Esos tambores conmueven el alma, y nuestro corazones laten
durante las procesiones al ritmo que marcan las marchas que tocan nuestros
hijos, nuestros hermanos, nuestros primos y nuestros amigos del alma. Hay pocas
cosas que conmuevan a un zaragozano como ver tocar a mis amigos Anselmo, Luis,
Javier, Fernando y tantos otros esas marchas que se tocan, por ejemplo, durante
la procesión del Encuentro, que se desarrolla en un marco tan incomparable como
el de la plaza del Pilar. Las Cofradias de Jesus Camino del Calvario, la de la
Virgen de los Dolores y mi querida Cofradia del Prendimiento participan en una
procesión realmente conmovedora, en la que la Virgen se encuentra con su hijo,
Camino del Calvario, en la calle de la Amargura. El paso de Jesus camino del
Calvario y el de la Dolorosa se encuentran frente a frente, mientras cada una
de las cofradias toca marchas que nos hacen sentir el dolor y los sentimientos
de la madre y del hijo, y que finalizan tocando conjuntamente, como en una
conversación musical.
Los aragoneses somos gentes más bien serias, pero de
corazón, capaces de hacer grandes cosas cuando trabajamos juntos por un
objetivo en común. Un pueblo único, especial, gentes de corazón, capaces de
mantener durante siglos nuestras tradiciones, y hacerlas más grandes y
especiales, porque ellas son las que nos identifican y diferencian, las que nos
hacen únicos.
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